Peinó su pelo con manos de pulpo rojo, se miró al espejo con cara de buitre.
Desencajada y feroz, vomitó cieno. La piel se le ajó como papiro estrujado, mientras por la claraboya entraban dos haces raídos de sol.
“No pienso más”, “no pienso más”, no obstante, por fin decidió.
Una lengua de fuego voraz, quemó su rostro.
Su grito avivó la llama, no le importó, corrió la cortina grasosa y gris.
Cayó como bólido en flama iluminando un poco más, la opaca luz de abril.
9/22/2009
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8 comentarios:
Duro, duele el relato de la mas honda soledad.La del alma.
un abrazo.
Me gusta. Un texto magnífico.
María Susana, gracias por dejar tu comentario.
Es cierto, es la soledad del alma.
La que impide seguir con la carga. No encontró otra manera.
Beso,
Clara.
Angus, tu comentario me estimula también a seguir escribiendo. Me alegra que te haya parecido un buen texto.
Beso,
Clara
Se me antoja una imagen del fin del mundo o algo parecido, y mientras vas describiendo, se vuelve como una entrega o un auto sacrificio para dar vida.
Buen texto para crear imágenes fantásticas, me gustó.
Saluditos.
Nata.
Muy buen relato Clara. A veces la realidad suele ser así de cruel.
Saludos.
María Rosa
¡Gracias Nata por leer y comentar!
La poesía remite a un estado de desesperación. Es una metáfora, pero mucha gente pasa por situaciones límites. Viven su propio infierno o el que les imponen.
Beso,
Clara.
María Rosa tenés razón, la realidad a veces es muy cruel con las personas. En un sentido más amplio, suele suceder que la sociedad toda, transita por la boca de un volcán en plena erupción.
Beso,
Clara.
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