10/09/2008

La historia de un sufrido hijo de puta, Charles Bukowski

 

una noche llegó piel y huesos a mi puerta, mojado apaleado

temeroso

era un gato blanco bizco rabón

lo dejé entrar lo alimenté fue uno más en la casa

desarrolló hacia mí cierta cariñosa confianza

hasta que un buen día un conocido,

estacionando en mi cochera

pasó con su auto por encima del gato blanco bizco rabón

de inmediato llevé lo que quedaba de él a un veterinario que dijo:

"no hay mucho para hacer…dale estas pastillas… su espinazo

está aplastado, pero fue aplastado anteriormente y de algún modo

logró sanar, si sobrevive no volverá a caminar, mirá

estas radiografías, le metieron un escopetazo,

mirá estos puntos oscuros

son perdigones enquistados…además, alguna vez tuvo una cola

y alguien se la cortó…

me llevé el gato a casa, era un verano caliente, uno

de los más calientes en décadas, puse al gato en el piso del baño,

le serví agua, sus pastillas, no deseaba comer ni beber agua,

yo sumergía mi dedo en el agua, le humedecía la boca el hocico

y le hablaba, ese verano no fui a ningún lado, pasé muchos días

de ese verano en el baño hablándole, acariciándolo suavemente,

él me miraba con esos ojos que se le entrecruzaban

mientras tanto pasaban los días,

una tarde realizó su primer movimiento

arrastrándose con sus patas delanteras

(las traseras no querían moverse)

llegó hasta el rincón donde yo había preparado su cama

se arrastró un poco más y se dejo caer en ella,

fue para mí como el sonido de un clarín presagiando la victoria posible

aturdiendo el baño, desparramándose por la ciudad, yo

le conté entonces a ese gato -que la había pasado mal también, no tan mal,

pero bastante mal…

una mañana se irguió, se paró sobre sus patas, cayendo luego de espaldas,

me observaba mansamente.

"lo podés hacer" le dije.

él insistió, se levantaba y volvía a caer, una y otra vez,

finalmente

caminó unos pocos pasos, era la viva imagen de un borracho

sus patas se negaban a obedecerle, cayó nuevamente, descansó

y nuevamente se levantó.

ustedes conocen el resto de la historia: está mejor que nunca,

bizco casi sin dientes, pero ha recuperado su gracia, y esa mirada

de sus ojos, pícara, no lo ha abandonado…

 

algunas veces me hacen entrevistas, ellos desean saber

de mi vida, de mi literatura,

yo me emborracho, alzo en brazos a mi gato

bizco, herido de bala, atropellado dos veces, rabón

y digo: "miren, miren esto!!!"

 

ellos no entienden nada, insisto, nada de nada, preguntan

algo por el estilo de: " "reconoce usted influencias de Celine?".

"no", levanto mi gato, "por lo que sucede, con cosas

como esta, como esta !!!".

 

sacudo a mi gato, lo llevo

hacia la luz brumosa por el humo y el alcohol, está relajado, él sabe…

 

este es el momento en que la entrevista finaliza

a veces me siento orgulloso cuando miro las fotografías

ahí estoy yo, ahí está mi gato, hemos sido

retratados juntos

él también comprende que son boludeces, pero que de alguna manera te ayudan.

4 comentarios:

Juan de Lobos dijo...

Grandes palabras del Viejo indecente.
En reciprocidad ando de voyeur en tus Blogs hermano.
Saludos y aullidos para ti.

Rosario Collico dijo...

Me encantó. Me hizo acordar a mí cuando LaPocha se quebró los dos fémures en un fallido intento de suicidio.

Arturo Herrera dijo...

¿La Pocha brincó al vacío?

Clara dijo...

Qué buen poema de Bukowski, no lo conocía.
¡Gracias por traerlo!

Beso,
Clara.