6/21/2010

Extraño viaje.

Manejaba a gran velocidad. Le pesaba la cabeza y un zumbido en sus oídos lo molestaba, era como tener una abeja en ellos.
Atardecía. Un campo sembrado de verde le hacía compañía y corría a su lado igual que una película por la ventanilla. Se sorprendió al notar que el velocímetro subía solo, 210…240… ¡No podía ser!
Los frenos no respondían.
Un sudor helado bajaba por su espalda. Viajaba sin tocar el asfalto, no comprendía qué estaba sucediendo. Su mente se negaba a concentrarse, aún así, vislumbró que iba camino a la muerte, pronto se estrellaría. Las manos se crispaban en el volante, intentó aflojarlas y notó que temblaban. Sudaba, el temblor bajo por su cuerpo, era miedo, el mismo que de niño lo aterrorizaba en la oscuridad.
Cruzaban por su mente escenas de su vida, niñez, padres.
Sus padres… aún los extrañaba. Muchas veces dudaba si había sido un buen hijo. Se había dedicado a estudiar, viajar de universidad en universidad y los fue olvidando. Cuando regresó para establecerse en el país, ellos ya habían muerto.
Retomó una ruta de tierra, levantaba nubes de polvo y en el horizonte se anunciaba un bosque de pinos. Desconoció el lugar, un camino en declive lo llevaba como en una alfombra voladora.
¡Me voy a estrellar! –gritó. Su espalda era un nudo rígido y doloroso. Gotas de sudor caían por su cara.
Descendía, todo adquiría un celaje verdoso. Imaginó estúpidamente que estaba dentro de un helado de menta.
Logró dominar la velocidad, se fue tranquilizando.
Al fin se detuvo. Se reclinó en el asiento y cerró los parpados. Respiró hondo. No supo cuantos minutos estuvo allí, sin ver.
Abrió los ojos.
Frente a él apareció una laguna. Parecía un remanso de paz. Las aguas se movían en suaves honda que llegaban blandamente a la orilla.
Vio algunas personas caminando, ajenas a su presencia. Todo era quietud y silencio. El celaje persistía dando al paisaje una apariencia irreal.
Bajó del coche, un aroma a manzanilla y romero lo recibió. La paz del lugar se manifestaba en sus miembros, se sentía liviano. La molestia de la espalda había desaparecido, el temor también.
Una pareja caminaba hacía él. A medida que se acercaban, reconoció a sus padres. ¡Imposible!
Llevaban un andar como de hoja volando en cámara lenta. Se acercaron, su madre lo besó, le regalo una caricia sin hablar. Su padre lo palmeó en la espalda, los dos sonreían.
Se alejaron tomados de la mano. Quiso correr tras ellos, no pudo, algo invisible lo sujetaba.
Quedó mudo mirándolos hasta que se perdieron tras los pinos. Un sabor salado bajó hasta su boca: lágrimas. ¿Cuánto hacía que no lloraba?
¿Dónde estaba?
¿Qué lugar es éste? −se preguntó.
Giró mirando el paisaje, la niebla lo rodeaba.
Subió al automóvil.

Golpes. Uno tras otro, lo sacaron de su ensoñación, sus parpados estaban cargados, no lograba abrirlos. Nuevamente el sonido.
Le pesaba la cabeza, la levantó con esfuerzo.
Estaba en su coche, alguien golpeaba la ventanilla. Bajó el vidrio.
Se encontró con un joven asustado, que lo miraba.
—¿¡Señor está bien ¡? —Le preguntó.
Quiso responder, la lengua seca pegada en el paladar se lo impedía. Hizo un gesto con la mano para que el otro entendiera que sí; estaba bien.
Abrió la portezuela, el muchacho lo miraba preocupado.
—¿Quiere que llame a una ambulancia? —le dijo acercándole una botella de agua.
—No, sólo estoy mareado. ¿Qué me pasó?
—Manejaba muy rápido, como un loco, de pronto comenzó a zigzaguear, creí que iba a estrellarse, salió de la ruta, fue disminuyendo la velocidad y al fin se detuvo hasta quedar aquí, frente a este bosque. Permaneció contra el volante mirando la nada. Grité, golpeé y usted parecía estar en otro mundo –dijo mientras se secaba la transpiración y respiraba aliviado.
—Creo que sí —respondió— estaba en otro mundo.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Que relato más intenso muy bueno, me gusta.
Saludos

Malinata dijo...

Las intrincadas ramas que entretejen nuestros recuerdos nos llevan a lugares inimaginados.
Me gustó tu relato y me recordó varios detalles de mi propia vida. El olor de mi casa paterna que ligo inmediatamente con mi amado padre. El sabor de las tortillas con crema que mi mamá nos hacía de niños y que ya no he vuelto a probar, el recuerdo de toda mi parentela que se ha ido de este mundo.

Extrañas maneras de revivir a los muertos y quien no nos dice que los saltos cuánticos en el espacio tiempo no se dan sobre un automovil a gran velocidad.
Muy bello, me transportó.

mariarosa dijo...

Gracias anamorgan, gracias Malinata.

Los comentarios siempre alientan a seguir escribiendo.

mariarosa

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Me encarretó su cuento. Sabe manejar el suspenso. Un ABRAZO. gRACIAS POR PASARSE POR MI BLOG. Tiendo mi hamaca aquí. Carlos

Alexander Camelot dijo...

Un relato muy intenso que mantiene vivo el interés de principio a fin..
Felicitaciones, tu sintaxis es excelente..

Te agradezco infinitamente tus visitas a mis blogs, Anarosa.. como escritora debes saber que los lectores representan el mayor incintivo para seguir escribiendo.. nos anima y nos satisface..

Un fortísimo abrazo y mi amistad♥

jorge luis dijo...

gracias por tu punto, si estoy enamorado de mujeres como tu.... que me encatan la vida

Alexander Camelot dijo...

Hola Maríarosa..

Te comunico que ya he publicado el siguiente capítulo de mi novela corta..

Como me solicitaste, aquí te dejo el link para que lo leas..

http://creatividadyletras.blogspot.com/2010/08/regreso-casa-parte-5.html

"La soledad compartida tiene otro sabor y el dolor es más liviano"

Te dejo un fuerte abrazo y mi amistad..

Alexander♥

mariarosa dijo...

Gracias a todos por darse el tiempo de leer y comentar.

mariarosa

Leonor Rodríguez Rodríguez dijo...

A veces nuestros pensamientos se quedan en ensoñaciones que nos hacen ver ciertos pasajes de la vida por venir o ya vividos.
Muy bueno, Mariarosa, muy ameno.
Abrazos
Leonor

Sentimientos! dijo...

holaa
te dejo un abrazo de fin de semana..
Que lo pases muy bien ;)

Deray dijo...

Me gusto mucho, me recordó esos momentos que a veces tenemos todos, cuando pasas por un sitio y crees que lo que está ocurriendo, ya ha pasado anteriormente. Ha estado interesante, un beso grande Mariarosa

Lúzbel Guerrero dijo...

Hola Mariarosa, acabo de ver tu comentario en el blog de Paco Merlo Ansin; quiero avisarte de que este tipo no es el autore de ninguna de las fotos que aparecen en su blog; aunque en el encabezado dice que son suyas
Las roba de photo.net y otros blogs de imágenes, y para conseguir comentaristas y seguidores, visita centenares deblogs con un comentario único: Eres grande!
Como tiene activada la moderación de los comentarios, no me es posible alertar allí a sus seguidores y comentaristas, por eso me dedico durante horas a escribirles a todos los que allí aparecen; soy fotógrafo y creo que es obligación de todos los bloguers, luchar contra este tipo de gente sin escrúpulos