5/25/2010

LA JAURÍA SIEMPRE GANA

Se llama María Luisa, pero prefiere que le digan Marilú. El único que recuerda su verdadero nombre es el documento de identidad – María Luisa Alcántara. Apellido de una alcurnia que nunca tuvo. Ya pasó, hace rato, los cincuenta, en años y en peso.
Se viste con sus mejores pilchas, compradas allá por los años… no se acuerda cuáles. Sabe que no están a la moda, pero qué le importa a ella que ya no se usen, como no se usa la ginebra con nostalgia en la mesa del boliche, o lucir una flor en el ojal. Tantas cosas hay que no se usan.
Está detrás de la barra de un bar. Un bar de barrio en el que trabaja como mesera desde que llegó a La Plata (copera, dirán muchos). Se siente importante en ese lugar, como invisible. Los rumores dicen que hoy es el último día que abre el bar.
Apoya la mano sobre el mostrador y acaricia esa madera lustrosa de tanto vaso apoyado y tanta ginebra volcada.
Mira hacia el interior del bar, en una nebulosa de humo de cigarrillos pasados y presentes, y encuentra entre las mesas cientos de vidas confesadas después de la ginebra, incluso la suya misma.
El bar está desierto, todavía no llegó ninguno de los acostumbrados clientes, y no sabe si se atreverán a venir. El barrio cambió, cambiaron los vecinos y como tantas otras cosas que no se usan, los barrios ya no usan madrugadas con borrachos tristes. Los vecinos se quejan de sus gritos, sus peleas, sus orines… han pedido la clausura.
Marilú sueña y en su sueño llega con la mano hasta el borde del mostrador donde hay una lámpara que nunca se prendió, simple adorno abandonado, y la prende. Al lado de la lámpara encuentra un pelo suave y mojado de lluvia de gata caminadora de cornisas. Un animal que nadie sabe cuándo llegó ni por qué se quedó, y de tan simple la llamaron gata, lo que era. Marilú le envidia que nunca se caiga de las cornisas, ella que tantas veces se cayó.
La mirada de Marilú recorre el espacio y encuentra la mesa donde se sienta el poeta que no escribió un solo verso, y al lado, justo en la esquina, la mesa de la que espera al que no viene mientras relojea al poeta y así pasa la vida.
Marilú ve con claridad que el poeta tiene un sombrero sobre la mesa, lo lustra con la manga de su saco gastado, hace ademán de ponérselo y vuelve a dejarlo en la mesa. La que espera se levanta, va hasta la mesa del poeta y agarra el sombrero, el poeta no la deja, tironean y el sombrero queda hecho un bandoneón, tal vez el que falte hoy para darle a Marilú un poco de música y compasión.-
Marilú sigue la escena con atención Se están peleando el poeta que se quedó sin letra con la joven que se quedó sin juventud.
El sombrero cae, queda abandonado en medio de las dos mesas, en el lugar en el que tal vez quedará para siempre. Igual que cuando Marilú ya no lo vea, cuando deje el mostrador porque el día se termina y no haya guerra que ganar.
La palabra guerra suena en su cabeza como resorte que la impulsa a tomar una última decisión: Marilú abrirá el bar y esperará a sus clientes, se quedará a pelear por sus borrachos contra la jauría civilizada, aunque sabe de ante mano que nada puede hacer ante una faja de clausura.

Registro de safe creative:
Código: 1005226360814
Fecha 22-may-2010 3:32 UTC

7 comentarios:

jorge luis dijo...

no lo tenia encuenta
un abrazo

Rocío González dijo...

He seguido atenta tu relato, imaginando en mi mente las escenas, los personajes, las sensaciones, sus vidas y ese momento que retratas con tu narrativa. Lo he disfrutado y mee ha quedado un sabor nostálgico, añorando no se qué, que no he vivido.
Un abrazo
Ro

mariarosa dijo...

¡Que buena historia!

Me llevaste a esos bares que ya casi no se ven en Buenos Aires, el ambiente y la presencia de esa mujer cincuentona, un aquaforte de la ciudad.

mariarosa

Marina-Emer dijo...

y sobre todo la musica de un tango besos
Marina

Maria Susana dijo...

Hoy es un día nostálgico,uno mas de esos ....justo para acompañarse con un cuento como éste, me quedo dando vueltas por aquí...

Pilar-Rosario dijo...

UFFFFF,TU NARRACÓN ME PÀRECIO ESTUPENDA,EN UN MOMENTO ESTUVE EN ESE LUGAR Y LO VIVÍ,
gRACIAS POR HACERME VIAJAR A 240
UN BESOTE

Unknown dijo...

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